domingo, 18 de noviembre de 2007

Carátulas de La Nueva Canción Chilena

La impresión de un canto

Para aquellos amantes de la música folclórica de nuestro país y América Latina, para quienes vibran con las canciones de Los Jaivas y se emocionan con la voz de Violeta Parra, la Nueva Canción Chilena, más que un concepto musical, revela el pensamiento popular, de compromiso y de protesta de nuestro Chile de los años 70 en adelante.

El carácter continental, unificador y renovador de La Nueva Canción, ha permitido que esta manifestación se mantenga viva y en plena evolución, marcando una historia que aún no está cerrada. Este movimiento surgió en la clase media, y se nutrió de los medios estudiantiles y universitarios, quienes estaban influidos por la música extranjera. En definitiva, la Nueva Canción lo que intentó conscientemente fue revitalizar una tradición, difundir y redescubrir las antiguas canciones y reiniciar un proceso de creatividad fiel a sus orígenes. Fue impulsada principalmente por un gran sentido nacionalista de la época. La expresión "Nueva Canción" es utilizada tanto en Argentina, Uruguay, y Chile; siendo acá donde alcanzó su consagración definitiva en el "Primer Festival de la Nueva Canción Chilena" (1969) evento con el cual se bautizó el movimiento.

Entre algunos de sus intérpretes figuran folcloristas como Margot Loyola y Violeta Parra.
Podríamos considerar generadores de este movimiento, además Ángel e Isabel Parra, Victor Jara, Patricio Manns, Rolando Alarcón, los grupos Quilapayún e Inti-Illimani entre muchos otros.

Las peñas fueron el escenario para la música en vivo, y el sello disquero DICAP (Discoteca del Cantar Popular) fue el nombre que acogió sus registros. La etiqueta surgió en 1968 -originalmente bajo el nombre "Jota Jota"- y su primera publicación fue "X Vietnam" (1968) de Quilapayún. Hasta el Golpe de Estado de septiembre de 1973, DICAP alcanzó a publicar más de sesenta discos, registrando parte del catálogo de los principales nombres del movimiento y llegando a controlar alrededor del 30 por ciento del mercado discográfico chileno.

Las Carátulas

Gran parte de las carátulas de los discos publicados por DICAP fueron ilustradas por los hermanos Vicente y Antonio Larrea, dupla que unía a un destacado diseñador y otro importante fotógrafo. El logotipo del sello (un pájaro sobre seis cuerdas de guitarra) se inspiró en el cartel oficial del festival de Woodstock mientras que las portadas surgían de una conversación directa con los músicos.

Cada carátula significaba un desafío personal, ya que se debía traducir el canto en una imagen que interpretara la personalidad del intérprete. Por ejemplo, Quilapayún busca independizar al grupo, dándole más importancia al logotipo que a sus fotografías. Muchos de los diseños de las portadas, se identifican por el efecto generado por la foto quemada kodalith, imágenes contrastadas, filetes negros y gruesos y el uso de colores planos y fuertes, lo que hace fácil su identificación. De esta manera, tanto los diseñadores como los cantantes, convocan al arco iris para llenar de brillantes coloridos sus canciones y discos.

Las carátulas llaman profundamente la atención, generando así más allá de una gráfica potente, un mensaje persuasivo, un grito de exclamación que recurre a la memoria gráfica del pueblo y la interpreta en un formato distinto. Gracias a DICAP se genera un concepto gráfico que proclama esperanza y genera protesta. Sus imágenes representan un mundo cultural diverso y diferente al tradicional.

En definitiva, sus diseños marcaron la iconografía de la época, junto con la pintura mural política, donde los máximos exponentes pertenecieron a la Brigada Ramona Parra. Este lenguaje de las paredes (“la brocha es el canto”, según Víctor Jara) también es llevado a los discos por los Larrea conformando así un verdadero patrimonio visual y que merece un gran reconocimiento.

Fuente reportaje:
http://www.nuestro.cl/biblioteca/textos/nueva_cancion7.htm





1 comentario:

malaimagen dijo...

la carátula de Quilapayún "Basta" es escalofriante...

originalmente en vinilo (mucho más grande que las portadas de ahora en cd), la imagen del pájaro y las letras ensangrentadas me parece demoledora.

Una portada clásica, sin duda. Muy bueno el trabajo gráfico realizado durante la Nueva Canción Chilena. Víctor Jara tiene también unas portadas geniales.

Saludos, buen artículo.